17 junio 2016

30 Abril de 2016 – Muestreos de fauna acuática en la Cueva de Udías.

El grupo espeleológico Bathynellidae es uno de los pocos clubs creados en torno a la investigación de fauna subterránea, más específicamente sobre el grupo de los Sincáridos y las técnicas de muestreo de la fauna intersticial. La investigadora Ana Isabel Camacho, que trabaja en el Museo Nacional de Ciencias Naturales (CSIC) de Madrid en el departamento de Biodiversidad y Biología Evolutiva, y su marido Carlos Puch son los precursores de este club que llevan su investigación a un nivel mundial. Su zona de exploración se encuentra situada en los alrededores del Deva y Lamasón, siendo este un Karst con antiguos valles glaciares y macizos rocosos de poca altura pero gran profusión, enclavado entre la parte occidental de Cantabria y la oriental de Asturias.

Contactamos con ellos con intención de aprender un poco de su laborioso y exquisito trabajo, y muy amablemente se ofrecieron a realizar unos muestreos en la Cueva de Udías. Quedamos en uno de los sábados en los que ellos se acercan a Cantabria, aprovechando la jornada para invitar también a algunos amigos, y poder realizar fotos de las zonas muestreadas. De esta manera nos juntamos ese día 10 espeleólogos, entre los que se encontraban nuestros invitados Ana y Carlos y una compañera suya italiana, que investiga en Australia, llamada Julia.  También se acercaron nuestros compañeros Marcos del Trasmiera y Susana del AER. Entre los nuestros del grupo CCES estábamos Josemi, Saúl, Manu, Marta y yo. Ni que decir tiene que con un grupo tan numeroso el día prometía.

Después de nuestro encuentro y tras las presentaciones oportunas nos dirigimos hasta la entrada de la mina de Sel del haya, lugar por el que habitualmente entramos a la Cueva de Udías, ya que coincide con el eje de la cueva y nos ahorra bastante tiempo en la aproximación a muchas zonas. Ya teníamos unas zonas seleccionadas de antemano con abundantes aportes y pozas de agua con lo cual íbamos derechos a nuestro objetivo.


No obstante al entrar por la mina Ana observó un aporte que le pareció importante, al lado de las vías mineras hay una amplia colada por la que cae gran cantidad de agua, y comenzó en él su primer muestreo de batinelas. Ayudada por su compañera Julia que muy amablemente le tapaba los goteos de agua mientras sostenía el material necesario para ello.
Ana ayudada con una manga fabricada artesanalmente para estas labores demostró como se recoge este tipo de fauna, que al ser tan diminuta es imposible de ver a simple vista. Se revuelven los sedimentos inmersos en el agua y se va recogiendo todo pasándolo por la manga, y se repite una y otra vez hasta que se va llenando el bote incluido en la manga.De vez en cuando se suelta un poco de agua para hacer hueco a los siguientes sedimentos, pero observamos la gran habilidad de nuestra invitada que llena el bote rápidamente.
Ya terminado este primer muestreo seguimos camino de la escalerilla que nos da acceso al eje de la cueva, y el camino se hace ameno con una charla distendida de los asistentes que demuestra la empatía existente en el grupo.
Observamos en algunas zonas las paredes, ya muestreadas en anteriores salidas con especialistas, que contienen gran cantidad de conchas de Zospeum.
Pasamos al lado de Peñamonteros, que contiene algunas charcas, pero no ven claro que sea buena zona de muestreo de Batinelas.
Pero unos metros más adelante tenemos otra zona con gran aporte de agua, proveniente de chimeneas que salen desde la zona alta de la galería.
Allí Ana realiza su segundo muestreo con la manga y gran paciencia, y como siempre con la innegable ayuda de Julia.
De mientras el resto aprovechamos para hacer fotos, buscar más charcas cercanas que puedan servir para la tarea. Desde aquí y en dirección nordeste hacia Novales nos encontraremos muchas zonas con aportes y muchas charcas existentes. En ellos aprovechamos para muestrear otro tipo de fauna que estamos estudiando, este es el grupo de los colémbolos, complicados de ver, pero gracias a la buena vista de Marta y con el aspirador en la mano recoge de manera manual algunos ejemplares.


Ya por el camino nuestros compañeros Josemi y Saúl se despiden del resto, pues tienen que salir pronto por asuntos personales. Tengo que decir que tenemos en Josemi una aportación muy importante para nuestro club, por las impresionantes fotografías que realiza, con una exquisita combinación de luces y sombras que para mí son inigualables.
Y los demás continuamos con los muestreos encontrando una tercera y una cuarta zona para analizar.



Es en la cuarta, que se encuentra en unos gours cercanos al final de la cueva, donde realizamos más fotos, porque ésta ya es una parte de cueva que no ha tenido influencia minera y se encuentra casi intacta. Digo esto porque siempre hay algún energúmeno que le gusta dejar su imborrable nombre en coladas de blanda coraza.




Sin terminar los muestreos de Batinelas hasta aquí vemos que ya nos pasamos la hora de comer hace un rato, y decidimos volver hasta una zona arenosa que pasamos en una galería anterior. Allí y tras degustar nuestros particulares menús nos sacamos una foto de grupo y charlamos animadamente, pero no nos podemos estar mucho porque en una cueva te quedas frio rápidamente. De regreso paramos continuamente a muestrear colémbolos, hacer fotos con el macro de fauna subterránea, recoger distintos especímenes que  Ana se lleva para realizarles análisis genéticos. Parece que cada día encontramos algún bichito que nos sorprende. Agradecer también las reveladoras fotos que con su macro nos hace Marcos, del grupo Trasmiera, y que nos aporta desinteresadamente cada vez que se lo pedimos.




Y como vamos con tiempo de sobra decidimos hacer un recorrido distinto de salida por la mina, para que nuestros invitados conozcan más zonas interesantes, y a la vez mitigar la subida que siempre se nos hace eterna por las rampas principales. Por estas galerías paralelas a la principal se puede llegar a un pequeño lago artificial en el que hacemos el quinto y último muestreo de Batinelas.

Y después subimos por el curioso andén con tejavana, que no sabemos a ciencia cierta que utilidad presentaba dentro de la mina, pero que tiene curiosos escritos en sus paredes con años marcados que rondan los inicios y finales de los trabajos en la mina, fechas escritas de los siglos XIX y XX. ¡Un trocito de historia!

Salimos todavía de día y tras recoger bártulos y cambiarnos quedamos en ir a tomar algo, como siempre, a nuestros lugares favoritos. Después de refrescarnos decidimos algunos en ir a cenar a un restaurante de Lamasón que nos recomienda Carlos, y las que no pueden tristemente se despiden de nosotros. Chicas, lo siento mucho, brindaremos por vosotras, lamentablemente las ocupaciones maternales conllevan mucha dedicación y tiempo. Nos queda en nuestro recuerdo este bonito día, rodeado de buenos amigos y en el que tanto hemos aprendido. Ana y Carlos, ¡muchas gracias!

Josean y Marta.




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