02 marzo 2011

Curso de espeleo. Salida Cueva del Rescaño 26-02-2011

Después de mes y medio viviendo muy lejos de casa, en una semana ya comenzaba a cogerle el ritmo a dormir de nuevo en la tierra. Había echado de menos todo lo que suelo hacer por aquí cuando tengo ratos libre, y estando fuera lo empezaba a valorar más si cabe... la espeleo era una de esas cosas. A los dos días de aterrizar ya me había metido la primera tralla explorando en Rescaño con Pelos y con la llegada del curso iba a tener tiempo de saturarme de "tierras interiores"; la verdad que tenía ganas. Unos meses atrás me había comprometido a participar en la forma que pudiera en el curso  que organiza el club, a parte de las exploraciones, que es en lo que suelo ocupar la mayoría del tiempo que dedico a la espeleología.




El clima nos había chafado el planing inicial  ya que  el que  el primer fin de semana se había reservado para realizar las prácticas en la cantera, por lo que tubimos que adelantar la salida a una cavidad horizontal. Tocinos era la candidata, pero una gatera con agua que iba a remojar las barbas a hombres, mujeres y niños,  hizo que se planteara una nueva alternativa y se decidiera ir a nuestra querida zona de exploración, Udías. Tras finalizar la primera charla nos repartimos para quedar al día siguiente.

A las 8 de la mañana sonaba la tormentosa música de mi despertador. Me costó un buen rato desperezarme y apagarlo para seguidamente ponerme en funcionamiento. Tras una ducha rápida, preparé las cosas que me faltaban y salí de casa medio corriendo sin poder desayunar,  porque como de costumbre en mi, llegaba tarde. Antonio y Pelos me esperaban en Maliaño con todos sus artilugios. Al rato recogíamos en Santander a Fran y Mat, queines tras darles la paliza durante mucho tiempo habían accedido a hacer el curso este año. Pelos tenía el morro algo torcido por mi olvido de la comida que esta vez me había comprometido a traer, teniendo que compensarlo con un caro bocata de gasolinera. 

Nos dirigimos directamente hacia Puente San Miguel donde nos reunimos con el restos de compañeros. Tras el deseado desayuno que me cargó las pilas, cogimos carrerilla hacia Udías. La salida que habíamos planteado era: entrar por la Mina de Sell del Haya y acceder a la cueva de Udías o del Rescaño, realizando una visita por zonas fácilmente transitables y sin dificultades como primera toma de contacto. La cavidad en estos puntos no es la más agradable de ver, pero las circunstancias nos habían echo recalar en sus entrañas. Rápidamente nos cambiamos y en menos de 20 minutos ya estábamos preparados para entrar. Nuestro grupo lo formaban : Fran, Mat, Alba, Jara, Rosa Ana, David, Diego, Isrrael, Fonso, Pelos, Antonio y yo. El resto de la gente se repartió en el segundo grupo que entraría a la cavidad algo más tarde que  nosotros.


No había hecho más que pestañear y estabamos dentro. El camino por la mina siempre me ha parecido interesante aunque rara vez nos detenemos a observar nada por las prisas y las ganas de explorar en otras zonas. Si andas despacio se   ven los pequeños detalles que se esconden, donde  alguno de ellos pueden dejarte con la boca abierta. Era unos de esos días en los que podía observar todos los matices que quisiera, ya que por razones obvias no ibamos a avanzar al ritmo de siempre. En cierto modo me costaba acostumbrarme ese paso más lento y en varias ocasiones Antonio y Pelos me llamaron  la atención ya que veían como lentamente incrementaba la velocidad de la marcha. Durante el descenso por la mina hasta la cueva del Rescaño, hubo tiempo de ir charlando e ir conociendo a al gente  nueva. Ya en la escalera, tras una pequeña charla comentando ciertos olvidos de cuerdas-chapas, bajé primero para sujetar la escalera por abajo, mientras Pelos desempeñaba la misma función desde arriba. Uno a uno fueron  descendiendo  todos, y cuando ya estabamos al completo continuamos la marcha. En primer lugar nos dirigimos hacia la galería Gran Cañón, concretamente hasta unos   primeros gours, bastante bonitos si tienen agua como era el caso. 


Después de pasar las dos escombreras mineras, se dejan de ver los indicios de extracción  y se discurre a lo largo de un gran cañón natural, donde el río va encajonado. Hay varios puntos en los que se puede acceder al cauce epifreático de dicho río, aunque por lo general se suele andar a unos 15-20 metros sobre este nivel. Existen infinidad de chimeneas y balcones colgados que dan acceso al otro nivel fósil de la cavidad. Estas galerías llegan a tener en ciertas zonas hasta 40 m de altura.  Llegamos a un lugar en el que se accede al rio descendiendo una pequeña rampa y tras cruzarlo salimos de nuevo a la galería principal donde al poco rato llegamos al pasamanos previo  al gour. Mas que un pasamanos es una cuerda para quitar el miedo psicológico a pasar sobre un bloque empotrado en un grieta. Piesno que la cuerda asusta (incluso a nosotros) más  que el propio paso que apenas tiene dificultad. Ya en el gour nos deleintamos un buen rato obeservando y escuchando las explicaciones que Antonio nos ofreció sobre su formación. Paramos un rato en el que dió tiempo a sacar fotos, picar algo rápido y hablar de la cueva, espeleo y demas temas...así como para un pánico espontaneo en forma de: "PEEEEEELOOOOOSS!!!" sufrido por Fonso, al pensar que el susodicho se había tirado al agua cuando nadie le veía.


Reanudamos la marcha y nos dirigimos hacia la conexión de la Red Luna Llena  (nivel fósil) con el Rescaño, para lo que tuvimos que deshacer  lo andado hacia la escalerilla y continuar en la dirección opuesta a la que habíamos venido. En la primera escombrera nos cruzamos con el resto de compañeros que se dirigían hacia el gour. Nos detuvimos de nuevo un rato , para que unos fumasen, otros descansaran, otros hablasen y otros sacasen fotos. Tras el parón nos pusimos de nuevo a caminar y y en menos de 5 minutos ya se había superado la escalera. Este sector de la cueva es de dimensiones más pequeñas que el anterior, y el impacto de la minería es mucho mayor, ya que esta zona de la cavidad fue utilizado como galerías mineras para poder moverse y transportar mineral  entre los distintos frentes de la explotación. Con el paso lento que llevábamos pude observar una colada que accedía a una galería colgada por la que alguien había trepado en alguna ocasión. Nos detuvimos y miramos un poco por encima de que se trataba.  Después de este pequeño parón continuamos y llegamos al pozo de conexión por el que nosotros accedemos a la red fósil. Varios del grupo se animaron a conocer dicho pozo y a pasar la gatera que da acceso a el. Parecía que les apetecía algo más que el mero hecho de caminar. Con más o menos dificultades accedimos dentro de la base del pozo y nos deleitamos un rato. Salimos, y nos pusimos a comer tranquilamente. En menos de 5 minutos  todos dejamos de hablar y lo único que se escuchaba era el sonido de nuestros gaznates tragar y tragar.

Antes de que la modorra se apoderara del grupo ya estábamos en marcha de nuevo. Habíamos terminado la visita como quien dice y solo nos faltaba regresar hacia la salida. No sabía por que pero me sabía apoco en cierto modo lo que se había echo en todo el día, ya que  más que espeleo habíamos dado un paseo por un camino un poco más abrupto de lo normal. Cuando descendíamos la primera rampa nada más entrar Antonio me recordó la galería que habíamos descubierto el año anterior moviendo unas cuantas piedras en el final de una galería minera, y me pareció buena idea el meter a la gente, o a los que les apeteciera en ella. Es un auténtico fangal de barro muy denso que se te pega por todas partes, gateras estrechas con agua-barrillo, y dimensiones muy reducidas. Por este conducto se puede avanzar unos 70 m. hasta un punto en el que se ciega por el barro. Tiene de especial que en la primera galería tras pasar la gatera inicial hay formaciones y concrecciónes blancas, muy blancas, de las que salen pequeñas excéntricas. Un buen chute de barro y estrecheces nunca está de mas, con el aliciente de poder ver formaciones que merecen la pena. Le dan otro aire a la salida.  De camino a este lugar,  Antonio y yo nos fuimos entreteniendo charlando  sobre temas micológicos y  de  agentes psicotrópicos. 

Ya en la gatera  para acceder a la galería o mejor dicho "soplao" (se encuentra en la mina), hay que destrepar con cuidado (se caen piedras) por un pequeño hueco. Después hay que arrastrarse 3 m hasta poder salir a la galería con las formaciones y tremar en oposición hasta un pequeño balconcito. Se puede considerar a esto una pequeña dosis de la espeleo de la que te puedes encontrar un día normal de exploración. Yo entre el primero, y Rosa Ana  me siguió   no muy convencida de lo que estaba haciendo. La animé ya que merecía la pena. Después fueron accediendo: Israel, Fonso, Mat, Fran, Diego y David. El resto se quedó fuera por la apatia que les generaba el barro. Llegamos hasta la gatera inundada en la que sinceramente no merecía la pena pasar. Poco a poco fuimos retrocidiendo. Quedábamos por salir Rosa Ana, Isrrael y yo, cuando Mat en un pequeño traspiés hizo que calleran unas cuantas piedras por el pequeño hueco, teniéndonos que retirar hacia atras para esperar que parase de caer todo. A Rosa Ana esto de las piedras caer no le gusto mucho... Al rato ya estábamos todos fuera.

Tras un pequeño parón esperando al otro grupo decidimos ir saliendo. Pelos me comento el ir a buscar un pozo  natural que nos había comentado el dueño del bar Gandara varias veces. Cuando llegamos al final de la última rampa  me desmarqué para ir a buscar este pozo vertical por la mina. Se animó a acompañarme Rosa Ana, el resto se quedó a esperar. Llegamos por una galería minera a un fondo ciego, en la que unos metros  antes,  por encima y realizando una trepada se encontraba la continuación.  Pelos se unió a nosotros en este punto y los tres avanzamos hasta llegar a una pindia rampa que accedía a otro nivel minero. En este lugar continuamos andando prácticamente siguiendo la corriente de aire que circulaba por la galería. En una bifulcración descendente a la izquierda llegamos a una gran grieta natural intersectada por la galería minera. Parte del aire se escapaba por dicho pozo. Tendrá aproximadamente unos 60 m. Contaba que ya habíamos encontrado lo que buscábamos pero al salir de ese lugar a la galería principal de la mina se notaba que había una salida cerca, olía a ello. continuamos avanzando un rato más hasta otra pequeña trepada. En este punto fuí yo solo a ver que encontraba y si veía la salida a la calle. Mi sorpresa fue mayúscula cuando después de avanzar unos 50 m. me encontré otro nuevo pozo natural si cabe mucho más impresionante que el otro. Llamé a mis compañeros y esperé a que llegarán para tirar la primera piedra y poder tantear la altura. Cuando llegaron tire un buen morro  y calculamos que debía tener unos 80-90 m. Es un tubo perfecto de unos 6 m. de diámetro totalmente vertical.  


Con la alegría de lo encontrado retrocedimos y nos reunimos con el resto de gente que todavía nos esperaba. Salimos, nos cambiamos y al Bar Gándara. Tuvimos tiempo de tomar algo,  comentar la salida,  hablar de fotos, cámaras y  enamoramientos platónicos. Cuando terminamos nuestras/os respectivas coca-cola-cao cada unos nos fuimos hacer nuestras vidas por el mismo sitio por el que habíamos recalado en estas tierras.



Más fotografías de la salida:

4 comentarios:

  1. Buena crónica.
    Me gusto mucho la cueva, la gente y un poco menos la embarrada... aunque valoré más la experiencia después de ducharme en casa.

    Estoy esperando a la siguiente.

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  2. Este fin de semana más y mejor...

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  3. "Cuando Mat en un pequeño traspiés hizo que calleran unas cuantas piedras por el pequeño hueco" jajaja que grande el MATIAS

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  4. Casi nos deja atrapados sin poder salir, madre mía que manera de caer piedras

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