04 agosto 2014

TORCO JIGAR. Manu Alonso 25-VII-2014

En la víspera de Santiago nos reunimos Pelos y yo en Bustablado, tomamos unos refrigerios y finalmente una hermosa hamburguesa en el bar de Chema. A media noche nos recogimos en nuestras alcobas.

A las diez y media nos introducíamos  en el torco Jigar, ubicado en la campa del Pente (Duñuca-Duña). Para nosotros tiene la peculiaridad  de haber sido los únicos y a solas, que hemos entrado por tercera vez en esta cavidad, un sufrido idilio, qué bonito!  Esto no lo solemos tomar por norma, ha coincidido de esta manera y asumimos el riesgo de ir solos. Porque la cueva, de momento, no ofrece grandes distancias.

Una vez instalados los pozos, llegamos a la punta de exploración. Una gatera colgada a la altura de nuestras cabezas, con presencia de aire. Ya nos habíamos colado por ella, la última vez que estuvimos, y observamos parte de lo que hoy íbamos a topografiar. La altura de la galería, en general, no la define cómoda precisamente. Es un estrecho meandrillo freático y embarrado, que en esta ocasión por la falta de lluvias, se nos presentaba bastante seco. En los tramos finales gana en altura, varias galerías la cruzan, y llegamos a toparnos con una desobstrucción.  La realización de la topo nos hace avanzar lentamente en estas condiciones. 

Optamos a un nivel superior, damos con otra galería aparentemente paralela a la inferior con rumbo norte-noroeste, las dimensiones son algo mayores, donde decidimos comer. En algunos tramos vemos trazas de pequeñas de flores de yeso. Gruesas agujas, como no había visto, clavadas en tacos de barro seco. Daba la impresión que ambas galerías, en su día, sufrieron una crecida de las aguas, saturando de barro todas las superficies de las mismas, debieron de ser muy bonitas.

Y siguiendo en la galería superior, vemos que sus extremos hay continuación a seguir después de una desobstrucción. Encontramos la opción de trepar una chimenea y otra de una apretada rampa, previa instalación de un par de anclajes, que nos daría a un posible tercer nivel. Bueno tenemos pendientes varias labores más y con los 500m de hoy la jornada está cumplida.


Dada la característica de la cueva, los músculos de hombros y espalda están cargados de sobra. El cansancio y el hambre empiezan a acuciar, con lo que retornamos a la salida. Afuera Lorenzo se escondía , nos cambiamos y bajamos al bar Romano, donde la señora Sina, pese a la hora, nos preparó una buena cena casera.



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