Decidí ir a dormir a Bustablado y ver las estrellas, y después de observar detenidamente como la luna se ponía detrás de Duña con música y ambiente acorde a la situación, decidí que debía dormir. Al abrir los ojos de nuevo, sol de justicia, al rato llegaba Sergio. Poco a poco me iba adecentando, fuente, café, sobaos… Al rato me puse a organizar todo el material para la exploración, llené una saca con 4 cuerdas unidas, organicé el equipo de topo, y el de instalar, mientras, desde “Sel del haya” llamaban Qra y Manu metiendo presión, al rato nos plantábamos allí. Organizamos dos grupos, por un lado iban Carmen, Papu, Matías y Sergio que entrarían por el otro acceso a la mina topografiando a su paso hasta encontrarse con nosotros, y por otro lado Qra, Manu, Fernando y yo, que topografiaríamos hasta los pozos encontrados recientemente y que tienen que ver con el proyecto que tenemos entre manos de unir Rescaño y Urbío y el esfuerzo no será en vano. Entramos en la mina y comenzamos a topografiar hasta llegar al primer pozo, y después seguimos hasta llegar al segundo, atrás dejamos decenas de desvíos en todas las direcciones. Una vez allí, comencé a instalar la cabecera a Qra mientras todos comían. Al rato Qra comenzó a bajar, las vistas desde arriba eran una pasada, desde la ventana se abría un tubo vertical cilíndrico de 65 metros, él bajaba justo por el centro, un rato más tarde me iba explicando lo que iba viendo hasta que bajó y se metió por alguna gatera y le perdí. Al rato salía explicando que había llegado a la base de otros pozos, y comencé a buscarlos sin encontrarlos, más tarde intentamos conectar otro pozo con este pero tampoco lo conseguimos, tampoco se movía aire abajo, y por arriba salía un chorro fiero. Al subir fue mirando ventanas encontrando una a unos 20 metros del suelo, encontrando un sugerente chorro de aire que le incitó a instalar un pasamanos. Comencé a bajar para ver todo el pozo y hacerle compañía, y al bajar vi otra ventana a unos 15 metros de la parte superior del pozo, con forma de galería que en unos metros giraba, esta la dejamos por ver. Pasé el nudo de unión de las dos cuerdas que utilizamos y llegué hasta donde estaba Qra y me encontré un ser marrón con algo que debía ser mi saca pero de su color, totalmente homogéneo, empecé a lamentar haber metido la cuerda en mi saca…
Era evidente que el aire venía de esa ventana, había otros dos pozos adyacentes y en uno de ellos otra ventana de frente y una rampa que subía, me puse a mear, cosa que no había hecho nunca totalmente colgado y después me comí una lata de sardinas, el pasamanos se ponía peliagudo, así que le pregunté si había piedras y maderas de mina, me dijo que sí y que en lo más alto se veía la base de un suelo de maderas medio caído, así que topografié, cogí el rumbo y subí y a buscarlo por la mina, al poco encontré el sitio, todavía quedaban alguna maderas y hierros debajo de unas piedras que medio tapaban la cabecera del pozo, lo cual me hacía pensar cuan peligro era caminar por la mina… Al rato llegaban Manu y Fernando, habían estado buscando cosas por la mina y habían instalado los primeros 20 metros del otro pozo, quedaban otro 20 a ojo de buen cubero, también lo dejaríamos para otro día. Mientras Qra subía Manu y Fernando me llevaron a ver dos chimeneas que a unos 15 metros llegaban a la calle, alrededor se veía un vallado que pensamos que sería de la mina del ángel. Al volver Qra asomaba la cabeza, y se ponía a instalar un polipasto para subir la saca y todo el material. Un rato más tarde comimos un poco y fuimos saliendo poco a poco dejando cosillas interesantes para otro día…
Llegó el siguiente día dos semanas más tarde, Mompía 10:00 Manu, Papu, Matías y yo, Sergio se acercó a traernos material, y marchamos a Sel del haya, comencé a meter cuerdas en las sacas y organizar todo el material para llegar e instalar, decidimos atacar el pozo que dejó a medias el último día Manu, al llegar me puse a bajar y a instalar, instalé un par de fraccionamientos y bajaba 20 metros más volados aterrizando en la base del pozo llena de piedras de la mina que arrojaron en su día, detrás bajaban Matías, Papu y Manu. Hacia un lado una galería moría en barro junto con unas pisadas de alguien que ya había bajado, hacia el otro lado con una trepada de 3 metros se accedía a una repisa con toneladas de barro pegajoso que dejaba ver dos pozos adyacentes y de frente una ventana, instalé una bajada de unos 15 metros aterrizando en la base, también había restos de mina, pero uno de los pozos giraba en la base evitando que las piedras tapasen alguna galería existente, rápidamente seguí unas pisadas que me hacían arrastrarme pasando por una laminar de barro con donde en el techo florecían algunos cogollos de aragonito, seguí un poco más accediendo a una galería de barro cuarteado con una capa de polvo negro que gustó a la vista, en mitad discurría un canal por el que caminé casi sin dejar marca, tras unos 30 metros, se cerraba la galería dejando tan solo una ventana desde la que se divisaba más galería detrás, aunque no divisé cuanta, quizás una intentona sin equipo y sin casco, pero decline y decidí volver a mirar más. Mientras Manu se metió por una pequeña galería que volvía a dar al mismo sitio un poco más arriba, Al salir a la base del pozo accedí andando a otro adyacente redondo y tocho, miré hacia arriba y debía haber unos 90 metros, y en el suelo había restos de mina y un esqueleto de algún animal, por lo que habrá que mirarlo desde otra galería superior o desde la calle una vez cotejada la topo con la ortofoto, si ese animal se ha colado, nosotros cabremos tranquilamente. Al volver subí trepando por una rampa que daba a la base del pozo principal, fui hasta la repisa y me puse a hacer la topo de todo, mientras Matías bajó a ver el pozo y a subir la saca que dejé abajo, al subir se hizo un cristo curioso con un desviador que consiguió resolver con una buena demostración de fuerza. Iba a desinstalar olvidando la ventana, pero al medir Matías con el laser apuntó justo ahí, rápidamente me puse a instalar el pasamanos, al principio no era muy complicado, pero la cosa fue empeorando cuando ya no tenía donde poner los pies, tras casi una hora, conseguí acceder de chiripa a la ventana, pues se me había acabado el material que había bajado, me metí en la galería, esta estaba sin tocar, y al pasar un laminar de barro seco accedí a una galería fósil, el barro estaba cristalizado y mis pisadas sonaban como el primer mordico a un magnum, intenté pisar lo menos posible sobre el suelo, tras unos 15 metros llegué a un pequeño desfonde sorteable en oposición o con una instalación, pero estaba reventado para andar haciendo el oso, y no me quedaba material de instalación, así que decidí dejarlo para otro día con más tiempo, fuerzas y material, al salir a la ventana le dije a Matías que fuera subiendo, me puse a recoger todo el material en la saca y ajustar el final del pasamanos y volví por él, al no tener donde hacer pie tenía que usar el puño para poder cambiarme de tramo, este paseo de vuelta me había acabado de tronzar, menos mal que el bueno de Matías me había dejado comida y agua, mientras él subía yo comía, había donuts, mezclas de pipas, maicitos, cacahuetes… tortilla… mmmm
Al rato comencé a subir, tenía los aparatos con tanto barro que tuve que parar a limpiarlos, después como la seda, al llegar arriba estaba muerto, necesitaba fervientemente una cerveza, un rato después mis ruegos fueron complacidos en el Bar Gándara, fuimos felices, comimos perdices y colorín colorado este cuento se ha acabado.
Fin.
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