A pesar de que actualmente llevamos dos meses con la exploración de Torco Culina, por su novedad, hasta ese momento ocupábamos la mayoría de los findes de exploración de Diciembre, Enero y mitad de Febrero en la zona de la Encrucijada.
Aparte de la exploración en Udías el descubrimiento de Torco Culina resultó afortunado por doble motivo, ya que justo el primer día que quedamos para su topografía (20 de febrero) nos encontrábamos lejos de Seldelhaya, ese día de viento Sur en Cantabria se inició un gran incendio intencionado que llegó hasta la zona donde solemos aparcar los coches y que podría habernos ocasionado problemas graves al salir de la cavidad, afortunadamente no fue así.
También tuvimos en otra ocasión un encuentro insólito que nunca habíamos visto. Fue el día 6 de Febrero, cuando tras unas fuertes lluvias de la noche anterior nos encontramos por Seldelhaya las galerías mineras inundadas. No nos dimos cuenta del alcance de las lluvias de ese día, aunque al descender la primera rampa ya veíamos un gran regato que surcaba las vías como en otras ocasiones, pero nuestra sorpresa fue que esta vez el agua inundó ese nivel por completo. Una vez allí se nos ocurrió que posiblemente podríamos pasar por la zona superior que lleva a través de la estación de compresores y conseguimos pasar hasta la segunda rampa, claro está que esto cambió nuestros planes y nos dedicamos en esa jornada a explorar partes del cañón que todavía no se han topografiado, y donde pudimos comprobar de primera mano los niveles que puede alcanzar el río Suvia en ciertos sitios.
El resto de días de los primeros meses del año exploramos en la Encrucijada topografiando todo ese nivel, que desde el año 2015 no habíamos vuelto a tocar. Esta zona situada en el tercer nivel de galerías de la cueva de Udías se encuentra junto a la galería de Iguazú y justo debajo de Raitanes. Por su morfología resulta tan caótica o más que esta última por encontrarse bajo grandes diaclasas desfondadas que limitan la continuidad horizontal y producen grandes derrumbes de bloques en ocasiones del tamaño de edificios de 3 plantas. Bajo todo este conjunto de bloques, pozos, meandros desfondados se esconde una galería que cuesta imaginar hasta que se compone todo el puzle y se ve en el papel con unas dimensiones parecidas en su recorrido hasta que se disipa en estrechos conductos que resultan impenetrables en último término.
Ya hace 6 años se dejó instalado un pasamanos (que muestra un desgaste brutal en los anclajes) por uno de los pozos de 25m que debemos cruzar para pasar al resto de la galería y continuar hasta la punta de exploración donde llegamos en una ocasión desde el nivel superior en un meandro cercano al Salar, más concretamente la Sala de los bloques. De esta forma entendemos que estamos bajo la gran diaclasa desfondada que comunica el Salar con Raitanes, allí hay múltiples pozos que tendremos que descender en su momento. Pero en este año lo que toca es el nivel inferior y sus posibles continuaciones y cuando pensamos que ya teníamos prácticamente completada la zona aparecen más incógnitas, repasamos concienzudamente todas las gateras, meandros, pozos de la zona intermedia y final, y pensamos que las primeras incógnitas se resolverían al avanzar.
Nada más lejos de la realidad ya que al asomarnos al primer meandro de la galería y avanzar por alguna zona desfondada aparece un gran pozo con volumen en una zona en blanco de la topo, que habíamos visto en principio, pero al explorar el resto sigue resultando desconocido. La verdad es que deseábamos poder terminar y recoger el material de esa zona pero la realidad se impone y nos demuestra que la cueva de Udías es “Interminable”.
Como se demuestra también es una cavidad oscura, barrosa, sucia, laberíntica, con volumen pero que contiene en bastantes ocasiones rincones indescriptibles que la hacen inesperada y auténtica.
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