TRES JUBILADOS Y UN MÚSICO
1er día
Toda la semana pensando en cómo
montar un grifo cerca del vivac y en explorar un pozo cerca del caos de bloques
que nos impide el paso hacia el Este. El agua no es que esté muy lejos, pero es
escaso y tenemos que transportar garrafas de 5l por zonas de bloques y además, tardan
un día en llenarse, quizás tarden menos, esto se puede calcular, luego os
cuento… Es probable que solo tarde un ratuco, una hora o dos o cuatro, nadie se
ha quedado a verlo todavía, por lo que la dejamos cargando a la ida de la
exploración y la cogemos a la vuelta como norma general.
El caso es que escuché que caía algo
de agua cerca del vivac, pero había que montar un pasamanos para verlo, así que
este verano en una entrada que hicimos Marcos, Arturo y yo, entre el millón de
cosas que hicimos, una fue montar un pasamanos para llegar al agua. La
expedición de dos anclajes fue un éxito, caía agua de sobra para tener una
pequeña fuente cerca del vivac. Así que diseñé un sistema igual o parecido al
que tienen en el vivac de la canal (Alto Tejuelo) creo recordar que me comentó
Arturo y/o Jordi alguna vez. Es como un pique de estos de jovenzuelos; pues yo más!!!
Consiste en un bidón de lona de 20l en el que se recoge el agua, en este caso colgado lo más alto posible para disponer de energía potencial, ya que no había mucho desnivel hasta donde lo queríamos llevar, después otro tubo metido en el bidón para llevar el agua hasta donde lo deseáramos, y cordino tenso con bridas para llevar el tubo siguiendo la trayectoria deseada. También se puso un filtro para evitar llenar de tierra e impurezas el bidón. Realizadas estas labores de ingeniería espeleológica, Marcos chupó del tubo con sus fuertes pulmones y el agua brotó como si de magia se tratara, una sensación de júbilo nos invadió!!
Pero estoy mezclando acontecimientos sin
respetar cronológicamente los hechos, empecemos por el principio…
Ajanedo, 27 de diciembre, 10:30
AM, aparecen tres jubilados por la puerta, Manolo, Ciano y Marcos. Les ofrezco
café, solo tenía cápsulas pero lo tomaron igual. Mientras lo tomaban, les
enseñé las cosas que tenía para el grifo y me esforcé en dar una explicación lo
más creíble posible, y aunque sé que confían en mi, vi esas miradas de;
-
Pelos (otros Adrián)… Te queremos pero se te
está yendo la olla…
Eh, pero buenos amigos, que aun
sabiendo que bajar todo ese tubo, y todas las cosas necesarias hasta tan lejos
era un esfuerzo, no se atrevieron a quitarme la ilusión con esos ojitos del
gato de Srek que les puse a todos… Eso es amistad.
Aun con esa amistad que nos une, tuve
que negociar los metros de tubo que íbamos a bajar, pero los metros fueron
suficientes.
Acabada la negociación llegamos a
la Torca de la Llana de la Len, y nos fuimos tirando por los pozos. Todo estaba
igual, a excepción de las botellas que tenemos por el camino que se habían
llenado, ¿cuánto han tardado en llenarse?, nadie se ha quedado a verlo de
momento…
Cinco horas y media o así después
llegamos al segundo vivac, hogar. Esa tarde aprovechamos para hacer dos grupos.
Uno a topografiar una pequeña galería pendiente de la que se encargaron Manolo
y Marcos, y Ciano y yo nos encargamos del sistema de agua corriente. Marcos y
Manolo acabaron antes que nosotros y nos ayudaron con los retoques finales. <<Y Marcos chupó de la manguera… júbilo..>>
os lo he contado arriba.
Después acaldamos un poco el vivac, las colchonetas y tal y por fin cenamos.
Estuvimos planeando los
trabajos del siguiente día. Yo insistí bastante en un pozo que había encontrado
la vez anterior cerca del caos de bloques, bajaba unos 20m o 25m a oído de buen
músico. Y bajar puede ser bueno. La galería está formada por un caos de bloques
como casas y otros de menor tamaño que han tapado la galería primigenia, el
derrumbe ha llegado a colmatar la galería entera. En esta zona suponemos que
unos 30-40 m más abajo podría estar el suelo, y quizás cerca de los laterales
podría encontrarse un paso. Otra incógnita era revisar la parte final de la galería
de conexión con el eje principal, donde quedaban varias cosas. Esto con el
mismo motivo, encontrar un paso hacia el Este. Con esto nos fuimos a dormir.
2ºdía
A una hora indeterminada mi
estómago comenzó a tener una especie de tormenta de verano, al rato tuve que
salir al “baño” a despedirme de la cena por el mismo sitio por el que había
entrado. Esto creo que me pasó otras dos veces más esa misma noche… Había
comido un pan en mal estado que tenía en el vivac. Vienen envueltos en plástico,
pero la fecha de caducidad venía en el envoltorio principal que no estaba.
Pensé que sería de verano, pero debió ser un pan que llevaba allí dos años, como
compro los mismos no debí deshacerme de todos los viejos aquella vez. En
apariencia estaba en buen estado, aunque un olor un poco ácido el cual achaqué
a un pan de semillas metido en un plástico. Vamos, que cuando sonó el despertador
estaba molido. Les expliqué mi aventura psicodélica nocturna, y les comenté que
fueran ellos a explorar que nos veíamos luego si eso y caí de nuevo dormido plácidamente.
A una vuelta escuché ruidos raros, no sabía si era un sueño o ya estaba en
casa, porque en el vivac estaba solo, me sobresalté un poco y me incorporé, me
quité los tapones y algo rocaba a mi lado sin conocimiento. Puse luz y ahí
estaba Marcos, se había quedado para cuidarme. Volví a caer dormido. El día fue
beber agua, dormir, me levanté varias veces a picar muy poquito, tomar unos
hidratos, mientras Marcos trabajaba por allí, haciendo un camino al baño, le
ayudé con un par de piedras, pero estaba cansado. Me volví a dormir y ya por la
tarde noche estaba mejor.
Llegaron Manolo y Ciano.
Estuvieron currando bastante en las incógnitas. La del pozo de la obsesión
resultó ser un sitio peligroso con bloques inestables sin una continuación
aparente. Aunque con los años uno se lo toma como una rutina me dejó un poco
chafado. Las incógnitas de la galería de
conexión fueron en gran medida diaclasas desfondadas sin pasos o continuaciones
concretas que fueron topografiando… En fin, nada que no pueda mejorar un buen
marmitako para cenar. Resulta que en verano Marcos bajó un envase de marmitako
que hace la empresa Ortiz y que venden en el Lupa que está espectacular, se
calienta al baño maría y está realmente bueno, con buenos trozos de bonito.
Pesa 300gr, pero le da 10000 vueltas a la comida liofilizada que hasta ahora
estamos consumiendo, que pesa poco, pero cuando lees macarrones a la boloñesa y
le incas el diente... oye, te entra un sentimiento de pena y soledad… El
Marmitako me dejó nuevo, alegre y con ganas de madrugar y todo. Planeamos la
exploración del día siguiente, que serían varias incógnitas de la galería de
los Titanes.
3er día.
Cogimos material e hicimos dos grupos, Marcos y Ciano irían con topografía, y Manolo y yo a hacer una escalada. Tenían buena pinta las dos cosas, comencé a escalar mientras Manolo me aseguraba, 5 o 6 anclajes más tarde estaba arriba, puse los pies en una repisa que daba acceso a una diaclasa de paredes lisas, al fondo otra escalada llevaba a un pequeño ventano del que bajaba un chimenea aparentemente pequeña. El pozo tenía unos 25m. Hicimos topo y dejamos incógnita. Fuimos donde Marcos y Ciano y cambiamos, Manolo y yo fuimos a topografiar y Marcos y Ciano a escalar, la ventana tenía una pinta espectacular… Una vez habíamos topografiado unas gateras, salimos a comer y la escalada de estos fue infructuosa… Otra chimenea grande bajaba para formar esa ventana. Por la tarde nos dedicamos a husmear laterales, se topografiaron varias cosas sin relevancia. En una de ellas Ciano y Manolo estuvieron un buen rato, y encontraron unas bonitas formaciones. Mientras, yo me puse a revisar sin descanso otro lateral. Desde la lejanía en la oscuridad de esta gran galería de proporciones épicas, Marcos me observaba, entrar y salir, bajar dolinas y subir montañas. Yo no podía parar, tenía la energía y sobretodo la curiosidad de dos días acumulada en uno. Cuando ya estábamos cerca del vivac y Manolo y Ciano regresaban, encontré algo que continuaba. Manolo y Marcos se fueron para el vivac, pero Ciano y yo nos quedamos a topografiar de calentada. Entramos en una diaclasa, Ciano no pudo superar un paso estrecho, yo pasé sin mucho esfuerzo, le animé a que lo intentara, no me creía que no pudiera pasar, pero Ciano está más fuerte de lo que pensaba, está mazado, no le pasaban los pectorales, me quedé perplejo. Fui a ojear y continuaba en quiebros constantes, volví y en un momento Ciano encontró la forma de llegar trepando y destrepando. Seguimos topografiando el conducto dejando alguna incógnita. En uno de los quiebros dimos con una formación de calcita con forma de platillo volante o pandereta, pero para ser pandereta le faltaban los chinchines. Muy curioso, la primera vez que veíamos algo así, en la pared había alguna del tamaño de una mano, pero esta medía metro y medio.
Seguimos hasta
que nos pusimos hora porque nos conocemos. Llegamos a un sitio con una bifurcación
y dejamos un punto de topo y nos volvimos. El conducto es generalmente estrecho
aunque va ampliando según vamos avanzando, esperemos que nos lleve a alguna
galería no conocida, aunque el rumbo no es alentador.
En total, durante los dos días, topografiamos
alrededor de 1km de nuevos conductos.
Cuando llegamos, estos ya estaban
preparando la cena. Marcos y yo solo habíamos llevado una de marmitako cada uno,
así que tocaba liofilizada de boloñesa, pero me equivoqué al comprarlo y era
como un sucedáneo de boloñesa vegano o algo así, estaba malísimo. Pero entre
risas, chocolate con almendras, fuet e ibuprofenos la cena fue menos traumática.
Con la misma nos fuimos a dormir. Yo dormí como un lirón.
4ºdía
Nos levantamos pronto, a eso de
las 7. Notaba en mis cuádriceps las subidas y bajas del día anterior, pero
estaba alegre, y ahora solo pensaba en comerme un cocido montañés a la salida.
Desayunamos, recogimos todo, repartimos la basura incluyendo el pan sobrante… Y comenzamos la salida, todo estaba igual que cuando llegamos. Descubrimos que en el primer vivac queda una esterilla, una colchoneta y un saco en un ricón. Subimos el p.140 y nos paramos hasta la sala del 15M. Allí comimos, bebimos y seguimos hasta la base del P.60. Allí la vida nos llevó a Ciano y a mi a una gran incertidumbre. Lo sencillas que parecen algunas cosas cotidianas de la vida a veces y lo complicadas que pueden volverse cuanto te preguntas algo… Puse una botella a cargar en un goteo, conté cuanto tardaba en caer la gota para poder acertar a ponerla justo en la boca (8 segundos), y ahí me pregunté cuanto tardaría en llenarse, nadie se había quedado a verlo todavía… Compartí mi curiosidad con Ciano, y el resto del trayecto fueron infinidad de cálculos matemáticos, la primera media hora por el tamaño de una gota, la segunda media hora aclarándonos con los ceros que había que poner y quitar, luego los escalones de los litros, y las conversiones de litros a cm3 y dm3 y cuando nos quisimos dar cuenta estábamos en la calle y no lo habíamos solucionado… Siete horas y media de trayecto después, tres jubilados y un músico salían por la boca en un día fabuloso, atónitos quedamos contemplando la preciosa estampa natural que te regala el Porracolina. Pero ninguna respuesta clara.
Marcos, como se ha dedicado a hacer fotos me acabo de dar cuenta que no ha salido en ninguna.
Fuimos a San Roque y no
pudimos comer, pero sí tomar algo para despedirnos.
Dos días más tarde recibí una
llamada de Ciano. Amparo nos había resuelto el enigma del llenado de la
botella. Ya podíamos descansar en paz.
Eternamente agradecidos Amparo!!
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