26 julio 2010

Exploración Torca Urbió 17-7-2010

Crónica de Adrian Fernadez "Pelos"

Llegue a casa, hice la mochila y fui hasta Mompía. Al llegar todos, marchamos hacia Bustablado.  Ya en el pueblo hicimos el plan de trabajo: Fonso y yo entraríamos a topografiar lo que hay según se baja  la sima para ver si podemos conectar con una dolina cercana, y si sobraba tiempo entrar en las galerías que  se vieron  los primeros días de exploración.  Sergio y Manu empezarían a desobstruir el soplo que encontramos el finde anterior en un covacho cercano a la Torca. Sergio había llevado hasta un megáfono por si podíamos oírles a través de los huecos de las rocas. Fonso y yo  descendimos la torca y empezamos a topografiar. El olor en esta zona era todavía más fuerte, una pasada de asqueroso. Al girar alrededor de la sima, había montones y montones de neumáticos, teníamos que andar con cuidado para no dar un "traspié" y undirnos entre tanta basura. Entre los equilibrios, perdí el lápiz rosa y gordo con goma (que nunca más volví a ver) ,  también teníamos un boli, pero no pintaba… Así que empezamos a arrastrarnos y explorar. A la derecha había un meandro que se colmataba con formaciones, de frente, con una pequeña trepada, se llegaba a un caos de bloques con una cascada, y lo que parece se el fondo de un sumidero, y a la izquierda se abre una galería formada por caos de bloques gigantes con pasos pequeños entre ellos, estaba complicado topografiar porque había grietas, meandros que comunicaban y demás. Fuimos por lo más evidente, y Fonso llegó a una rampa de piedras de dimesiones mínimas (40 cm) que obstruían un paso que soplaba bastante, o mejor dicho, que succionaba el aire, Fonso decidió prescindir ya que estaba un poco estrecho y las piedras estaban inseguras. Yo tras mirarlo detenidamente un buen rato, empecé a quitar piedras poco a poco con muchísimo cuidado hasta quitar las justas para poder subir. Tras un buen esfuerzo conseguí llegar arriba donde se habría una sala estrecha pero alta,  donde se escapaba el  el aire, se veía claramente que estábamos debajo de alguna dolina cercana por la zona que habíamos prospectado Sergio y yo, estuve mirándolo detenidamente, y con un poco de cuidado podría trepar hasta la zona alta, pero había una roca cuadrada de 1´5m encajonada y mirándome mientras me decía que se iba a caer, así que no la desafié, me paré a escuchar martillazos o algo así y nada, también silbé y tampoco hubo respuesta de Manu y Sergio. Bajé otra vez y le dije a Fonso que teníamos que hacer topo como fuera. Volvimos a donde habíamos dejado las mochilas, y me puse a hacer funcionar el boli, hasta que empezó a pintar. Hicimos toda la topo, y volví a subir a la sala estrecha con el dado que me hablaba y topografié. Al bajar, me encontré a Fonso tumbado y con la pájara... estaba cansadísimo, y le estaba pegando mal (el sitio no era para menos), le pregunté que si salíamos, el me dijo que esperáramos un rato, y empecé a animarle y a decirle que eso se soluciona comiendo ñan. Le sugerí ir a las entradas que encontré la otra vez, a meter la cabeza y comer allí, así que fuimos, metimos la cabeza, vimos que había posibilidades en las dos, y comimos. Tras zampar nos metimos por la de la izquierda, era una galería alta y ancha, a los pocos metros, se habría una impresionante ventana desde la que se veía la galería principal, había que andar con cuidado. Seguimos topografiando teniendo que pasar con mucho cuidado, pues no estaba nada bien, tras unos metros llegamos a una grieta que pedía pasamanos, al fondo, parecía divisarse más galería, el aire se movía, pero a pesar de estar muy motivado con esta zona de la cueva, decidimos mirar la otra entrada en vez de ponernos a instalar. Por la otra había que arrastrarse un poco y asomabas la cabeza y te encontrabas con una sala con formaciones y bonitas, sobre todo por la ausencia de ellas en la exploración, y por mitad corría una diaclasa de unos 3 metros de altura, busqué la forma de pasar sin joder nada, y decidí bajar a la estrecha diaclasa y arrastrarme, ya que era muy estrecha y no se podía ir de pié, después, al fondo me esperaba una trepada un poco sufrida, pero tras superarlo volvía a estar otra vez arriba donde se habrían dos direcciones. Miré la primera que seguía casi en línea recta pero tenía un descenso peligroso y lo descarté por el momento, así que cogí la otra que giraba casi en sentido contrario, y continué unos cuantos metros encontrando más macarrones y estalagmitas gordas, marrones y blancas, volví y  topografiamos todo. Llegamos a conectar la sala primera de las formaciones con el giro sin necesidad de la trepada, y siguiendo ese meandro conectamos con la otra galería que tenía el descenso peligroso. Fuimos por lo más evidente, y en un principio se acababa de una sala con unas formaciones y una de ellas era una estalagmita gorda y muy muy blanca a la que pusimos el nombre de cubito de hielo o algo así. También encontramos una sala de caos de bloques que estaban llenos de pintas verdes que brillaban, esta zona parecía conectar con la sala principal. Tras llenar las hojas de topos, decidimos salir a eso de las 6:30 o 7. En la calle esperaba Manu echando una siesta en el prado. Ellos no habían sido tan afortunados en la exploración y habían estado dos horas desobstruyendo sin resultados.


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