Nos juntamos en Bustablado ,el Pelos, Jara,
Julio y yo, el día de la “Asunción de la
Virgen” (15 de agosto) declarado dogma divino revelado por la Iglesia Católica (PioXII),
en que la inmaculada Madre de Dios, siempre Virgen María, cumplió el curso de
su vida terrestre, fue asunta en cuerpo y alma a la gloria celestial. Al menos
eso es lo que va predicando esta secta religiosa.
Nos fuimos a topografiar la pequeña cueva de
Cotobo, se nos arrimó Patarretu (Jorge) del Llano.
Habíamos quedado después de comer con Troy (Jose Antonio) de Toporias, con la intención de localizar la torca Yanseriu, más o menos ubicada en la parte alta del monte pasado Duña, escondida en una parte de monte rebosante de un escajal con más de tres metros de altura, la visibilidad atraves de este mar de tojo era nula.
Habíamos quedado después de comer con Troy (Jose Antonio) de Toporias, con la intención de localizar la torca Yanseriu, más o menos ubicada en la parte alta del monte pasado Duña, escondida en una parte de monte rebosante de un escajal con más de tres metros de altura, la visibilidad atraves de este mar de tojo era nula.
Recogimos los utensilios necesarios para la
labor y nos acercamos al borde vallado de la finca, Jose Antonio en su afán de enseñarnos la
torca y sin la certeza de su situación ya que hacía muchos años que no pasaba
por esa zona, arremetió con la desbrozadora de Julio abriéndose paso entre los
furibundos escajos, los cuales parecían amenazarnos según íbamos penetrando
entre ellos.
Pelos y yo nos turnábamos con la máquina, y limpiábamos el camino de lo desbrozado, mientras Jose Antonio hacía aventureras y arriesgadas incursiones entre los tojos, para poder descubrir la torca, la cual teníamos cerca pero nos la pasamos de largo. A todo esto apareció Jose Angel de Duña y entre los dos encontraron la Torca.
Pelos y yo nos turnábamos con la máquina, y limpiábamos el camino de lo desbrozado, mientras Jose Antonio hacía aventureras y arriesgadas incursiones entre los tojos, para poder descubrir la torca, la cual teníamos cerca pero nos la pasamos de largo. A todo esto apareció Jose Angel de Duña y entre los dos encontraron la Torca.
Optamos a volver a desbrozar otra vez por la parte superior, y aprovechar
como anclaje un árbol situado en ese lugar. Pero eran ya pasadas las siete y
entre el trabajo y Lorenzo que nos estaba aplastando, decidimos regresar al día siguiente.
Bajamos a Bustablado a tomar un refrigerio y a Duña a seguir con la fiesta.
Allí tienen la costumbre de que el día de San Roque se daba de comer a los
pobres y naturalmente se sigue haciendo. Utilizan una caseta de piedra,
restaurada hace poco, de su centro emerge una chimenea conteniendo un hogar de
fuego de unos dos metros de diámetro y a su alrededor aproximadamente una
veintena de marmitas, donde se hace un cocido de garbanzos, con el compaño de
la carne de una vaca y unas ricas patatas,
y poco a poco van sacando el caldo calentito de ese cocido para convidar
esa noche a todo aquel que pase por el lugar, lo cual es de agradecer.
En la verbena alguno de nosotros se desmadró un poco más de la cuenta y las risas entre los asistentes estuvo garantizada (sin comentarios).
En la verbena alguno de nosotros se desmadró un poco más de la cuenta y las risas entre los asistentes estuvo garantizada (sin comentarios).
Amanecimos acalorados por la soleada que
pegaba, y nos subimos a una campa al lado de Duña, donde de una ermita sacan a
pasear el icono del San Roque, dan una misa y los Picayos con traje
tradicional, realizan sus cantes y bailes. Posteriormente reparten cocido a
todos los presentes, se oyen comentarios sobre lo bueno que está en relación
con otros años, y entre otras actividades así se pasan las fiestas por estos
pueblos. Tras una breve y verde sobremesa, nos fuimos los cuatro a por
Yanseriu.
El sol seguía azotando y Julio habiendo
perdido a los chinos por la noche,
le tocaba desbrozar, ayudado finalmente por Pelos. Una vez limpio el acceso, me coloqué los aparejos y me puse a instalar la torca. Con unos cinco metros de diámetro y llegando a un fondo de unos veinte metros, me encuentro un suelo arcilloso con cantos de piedra y huesos de animales, es posible que en el pasado fuera más profunda, pero en la actualidad estaba colmatada de sedimentos. Total que nuestro gozo en un pozo.
Bueno, hemos descartado otra torca y nos vamos otra vez de fiesta, que dura es la espeleo!!
le tocaba desbrozar, ayudado finalmente por Pelos. Una vez limpio el acceso, me coloqué los aparejos y me puse a instalar la torca. Con unos cinco metros de diámetro y llegando a un fondo de unos veinte metros, me encuentro un suelo arcilloso con cantos de piedra y huesos de animales, es posible que en el pasado fuera más profunda, pero en la actualidad estaba colmatada de sedimentos. Total que nuestro gozo en un pozo.
Bueno, hemos descartado otra torca y nos vamos otra vez de fiesta, que dura es la espeleo!!
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