La impaciencia durante la semana y las ganas de volver a las nuevas galerías descubiertas me habían quitado el sueño. No dejaba de rondarme lo que teníamos entre manos y las posibilidades de continuación. Tenía claro donde parecía que estaría, aunque no dejaban de ser conjeturas. Pensamos en madrugar para aprovechar el día al máximo. Parecía que el grupo iba a ser grande, pero finalmente fueron cayéndose de la lista todos menos Pelos y yo. A las 8 como un clavo estaba en Udías. Como mi compañero no aparecía, me cambié, organicé el material etc... 20 minutos después seguía esperando. “El cabronazo se ha dormido”. Monté en la furgo de mala hostia y a Bustablao a despertarle pitando. No le deje ni respirar, le monté tal cual con el material y para la cueva. Justo cuando íbamos a salir llegó Josean, que iba con Marta a mirar otras cosas al final de la cueva, y como caído del cielo nos ofreció llevarnos en el TT hasta la boca de la Sima Tobes. No hay mal que por bien no venga.
Entramos a eso de las 9:30 en la sima y en una hora ya estábamos en la zona. Lo primero nos dedicamos a topografiar todo lo que nos quedó a medias la salida anterior. Nos llevó un buen rato que nos permitió deleitarnos con las maravillas que hay. Después de terminar continuamos topografiando en la zona que aparentemente estaba la continuación. Montamos una cuerdita para pasamanos y luego un rapel de 4 m para bajar a lo que parecía una galería desde un balconcito. Primero bajó Pelos y luego fui yo. Más de lo mismo. Muchas cristalizaciones de aragonito si cabe tan llamativas como las de la semana anterior. Disfrutábamos otra vez de un auténtico cielo estrellado lleno de constelaciones y galaxias.
Continuamos con la topografía y fuimos revisando las posibles continuaciones. La cosa empezó a complicarse porque no encontrábamos nada evidente. Se trata de una salita con varios niveles, que desemboca en pequeñas zonas de infiltración, en forma de gateras, o en una galería colgada de pequeñas dimensiones, en el techo de la sala que se agatera hasta que termina colmatándose. Al no tener nada claro por dónde continuar nos dimos la vuelta y fuimos a otra zona que dejamos por mirar. Instalamos un pasamanos feo, en una galería fea. en una zona que se desfonda, llegando a un fondo de saco en el que la galería muere en un gour. Forzando una gatera se consigue pasar a una pequeña red estrecha que asciende hasta una salita, sin continuación aparente a falta de mirar otra posible zona agaterada. Como es normal, mucho barro… se nos vino encima una auténtica borrasca de barro.
Parecía que no, pero se nos había echado el tiempo encima. Retrocedimos y almacenamos el material en el nido que tenemos en el interior de la cavidad. Fuimos saliendo ligeros y ascendimos los sucios pozos. Fuera hacía un buen día, ni frío, ni caluroso, con el sol apunto de esconderse.
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