12 mayo 2015

Bosque de cristal. Exploración Udías 09-05-2015



Adentrarse en un bosque se convierte siempre en una experiencia. Los bosques nos aportan sensaciones distintas en función del tipo de árboles que lo forman. Por ejemplo, lo bosques de hayas son oscuros, egoístas, sueltan una sustancia alelopática que lo impregna todo, algo parecido a un pesticida natural, que no deja crecer otro tipo de vegetación. De esa manera las hayas son capaces de asegurarse su espacio vital. Otro bosque especial es el formado por tejos. Estos tienen la singularidad de poder ser testigos del paso del tiempo durante milenios, por no hablar de la capacidad tóxica de sus frutos. Los robledales con sus características metamorfosis durante las estaciones que los hacen fríos en invierno y cálidos con vida en verano. Puedo seguir hablando de muchos tipos de bosques, pero hay uno más especial si cabe, que merece un trato diferente. Están formados por árboles que crecer en lugares remotos, donde es casi imposible llegar. Puede que esta sea su principal virtud, ya que crecen si ser perturbados. Algo así como las especies abisales. Nunca han visto la luz del sol, no han visto la luz de la luna y tampoco la luz de las estrellas. Suelen tener una edad superior a los 300.000 años, y no realizan la fotosíntesis para crecer, si no una reacción química que no necesita luz. Son blancos, como la nieve, y si una luz consigue incidir sobre ellos brillan. Pero como todo, tienen un gran defecto. Son frágiles, frágiles como el cristal. Puede que los Bosques de Cristal sean los más bellos que haya visto nunca.



Después de una tortuosa asamblea de la FCE, en la que sólo vi volar cuchillos y puñaladas durante 5 extenuantes horas, salí saturado de oír llenarse la boca hablando de espeleología a gente que no creo que entienda si cabe lo que significa, es más, dudo que lo lleguen a entender en su vida. Terminé sintiéndome de otro planeta y pude corroborar de nuevo, como aquel mundo no es el mío. Habíamos decidido explorar el sábado, Qra, Pelos y yo, pero nos faltaba apoyo de más gente, ya que no podíamos asumir entre los tres el trabajo que teníamos por delante. Después de varios mensajes, ofrecimientos y propuestas conseguimos liar a dos compañeros más. Quedamos a las 10 de la mañana en Udías y allí nos juntamos Nacho, Moi, Qra, Pelos y yo. La intención del día era dividirnos en dos grupos. Uno retocaría la instalación de la sima y topografíarían, y el resto descenderían hasta los nidos de material para acercarlos a la punta de exploración y continuar con el trabajo. Nacho, Qra y yo nos encargamos de este último punto, mientras Pelos y Moi se pusieron con la Sima Tobes.

Salimos primero Nacho y yo. Descendimos los pozos con relativa rapidez. Nos dirigimos hacia la Galería del Sevillano y cargamos una saca con el taladro y anclajes. Después bajé a la Piqueta y recogí lo que quedaba disperso a lo largo de la galería. Volvimos hacia la base de los pozos cargados como mulas y allí nos encontramos con Qra que acababa de aterrizar. Después de juntarnos, escuchar broncas varias y juramentos, accedimos al nuevo nivel descubierto en las anteriores exploraciones. Lo primero que nos tocó fue instalar una cuerda para evitar el paso debajo de dos grandes bloques que amenazaban con desprenderse. Me puse a ello y continuamos hacia el punto donde abandonamos la semana anterior. La continuación lógica parecía que estaba descendiendo por una rampa, que daba a una zona en la que existía un contacto de material entre calizas aparentemente margosas y las dolomías en las que encaja el sistema. Instalamos una cuerda para bajar y descendimos los tres. Yo trepé hacia lo que parecía la continuación,y después de tirar varios bloques pude pasar hacia el otro lado, no parecía evidente, pero volví a trepar por una rampa y terminó muriendo en una chimenea que se cegaba totalmente. Retrocedí con cuidado hasta encontrarme con mis compañeros. Ellos tampoco habían encontrado nada mirando entre los bloques que había en el fondo. Ascendimos por la cuerda y dudamos si mirar una pequeña ventana a la que había que trepar o volver a revisar una zona de coladas en las que habíamos estado Pelos y yo la semana anterior. Finalmente fuimos a las coladas. 

Accediendo por una pequeña gatera se asciende a una rampa blanca entre bloques, para salir a una galería alta, en forma de falla. Trepamos a lo que parecía la continuación y nada, miramos entre el caos de bloques anexo, retrocediendo hacia otro lado. No queríamos pisar en las zonas sensibles para no manchar. Finalmente, y después de un rato de crisis en el que no sabíamos ya que hacer, me acerqué hacia el extremo inferior de la gran colada, en forma de balcón, y pude ver una sala muy grande al otro lado. Lo tenemos!!. Instalamos rápido y descendimos. La sala es de las más grandes que hemos descubierto, muy compleja para progresar, ya que esta desfondada, con zonas bastante difíciles. Se nos había hecho tarde, así que comimos. Justo en el tentempié llegaron Pelos y Moi topografiando. Comentamos lo que teníamos entre manos y después de comer nos pusimos de nuevo al lío. Cambiamos los grupos. Moi y yo fuimos instalando, mientras Pelos Qra y Nacho se pusieron con la topo. Instalamos una cabecera y descendimos a una zona medio transitable. Aseguramos un paso a lo largo de la sala con la cuerda y remontando una rampa cogimos de nuevo el nivel de la galería. Justo en el final de la sala se nos planteó el primer problema, por donde tirar.

Había tres posibles continuaciones y sin pensarlo mucho tiramos por la del frente. Lo primero que nos sorprendió fueron los suelos. Blancos, totalmente blancos...como si el invierno hubiera llegado al bosque de cristal y se hubieran caído todas las hojas al suelo. Daba pena pisarlo. Buscamos el camino menos agresivo, y respetando las pisadas del primero , continuamos avanzando. Encontramos una morfología similar a las las galerías de la Luna Llena, pero en este caso algo más grandes. Se tratan de galerías totalmente fósiles, tapizados con gours secos con fondos cristalizados, zonas con muchas acumulaciones de estromatolitos, mucha variedad de espelotemas y zonas con helictitas. Sólo anduvimos por la galería evidente, dejando de entrar en todas las galerías secundarias que aparecían. Terminamos llegando a una galería muy amplia, de techos bajos, con un suelo de barro que puede llegar a ser tan bello como la excéntrica más bella. Al final de esta galería, ascendiendo por gours fósiles consigues adentrarte en el Bosque de Cristal. Hay que tener cuidado para no darse con las ramas que crecen del techo, de las paredes, del suelo...


Revisamos varias galerías más y ya que Moi tenía que salir antes, volvimos unos metros para encontrarnos con el resto. Nos despedimos y yo me quedé haciendo fotos mientras el resto continuaba con la Topo. Les puse en antecedentes de lo que les esperaba. Después de andar las galerías fuimos llegando de nuevo al Bosque de Cristal, quedándonos hipnotizados por completo durante bastante tiempo. Marcados para siempre por sus árboles de extrema belleza, nunca vistos por nadie, retrocedimos ya que se nos había hecho tarde. La vuelta se hizo pesada, mucha cuerda, pasos estrechos y demás dificultades. Los bosques de cristal crecen en lugares inhóspitos, donde es casi imposible llegar. Ese es su principal mecanismo de defensa para poder seguir viviendo sin ser alterados.


Finalmente salimos sobre las 12 de la noche. Un día largo, aunque reconfortante.

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