Con el transcurso de los años la espeleología ha sufrido
bastantes variaciones, por ejemplo a nivel técnico, tanto en el tipo de
materiales como en las técnicas de adaptación a dichos sistemas. Así como es muy
evidente el cambio del tradicional carburo a los nuevos sistemas de iluminación
electrónicos, o las baterías de litio que han ayudado a distintas técnicas de
desobstrucción, gracias a taladros muy adaptados, y el uso de los equipos de
topografía laser que con gran precisión dan medidas no solo de distancias, sino
también de rumbo e inclinación.
Los nuevos tejidos más aislantes y resistentes
nos ayudan en nuestras exploraciones aportando confort y durabilidad, así mismo
podemos enumerar gran cantidad de material en el que se han introducido grandes
avances, sobre todo en los equipos de progresión vertical.
Pero en lo que no ha existido ninguna variación desde hace
siglos es en el componente humano, tan invariable como las cuevas más
profundas, tales como el placer de la exploración, la motivación que evocan los
rincones que se encuentran a nuestro paso. Nadie como ellas, las espeleólogas,
para saber apreciar todos estos pensamientos que nos acompañan al adentrarnos
en las profundidades de la Tierra.
Entre ellas una compañera que ha demostrado, con muchos
artículos científicos por delante, su buen hacer en la investigación de fauna
subterránea, empezando desde las descripciones de moluscos de la cueva de Udías
hasta un maravilloso artículo de una especie NUEVA para la ciencia, elaborado
por nuestro amigo-colaborador el dr. Vicente Ortuño. Con ella nuestro club dio
un paso de gigante a nivel científico, motivando investigaciones en otros
ámbitos y promoviendo la colaboración con grandes especialistas... Gracias
Marta.
Una incorporación nueva en nuestro club, pero no en la
espeleología, en la que lleva desde hace muchos años junto a su marido, es
investigadora del CSIC en el Museo de Ciencias Naturales de Madrid. Ana Isabel
Camacho no necesita apenas presentación, pues es una referencia a nivel mundial
en la investigación de las Batinelas.
También tenemos una geógrafa entre nosotros, que además ha
demostrado su buen hacer en muchas disciplinas, no solo sobre las cuerdas. Llevó
como una profesional todo el tremendo
trabajo con los medios de comunicación, el soporte con el ayuntamiento y
todavía tiene tiempo para ayudar en la secretaría de la FCE. Se llama Jara y
ahora se considera Meracha, aunque no olvida su pueblo natal.
¡Que me olvidaba de Raquel! No puede ser, con la marcha que
tiene esta mujer, es la número 1 en las fiestas. Aunque tiene que tirar de 4
“guajes”, uno de ellos ya mayorcete al que llaman Cura (a ese échale de casa
Raquel). No puede ir mucho a hacer espeleo pero no se le ha olvidado, y en la
foto la vemos en el Bosque de Cristal del que está enamorado su marido.
Como no vamos a nombrar a una mujer que llevaba más de 10
años sin poder hacer espeleo, debido a las obligaciones maternales, pero cuando
se incorpora no hay quien la siga, a pesar de sus “taitantos” que para nada se
la notan. Amparo demuestra su fortaleza cuando entra en una sima, además…
empiezo a sentirme tonto junto a otra científico. ¿Serán los aires subterráneos
los que inspiran tantas neuronas?
Como integrante del Ábrigu también, tenemos a nuestra amiga
Raquel Pacheco, que aunque sea muy joven demuestra una gran personalidad y
modestia, ya que reconoce que tiene vértigo a las alturas, pero es de las pocas
espeleólogas/os cántabras en descender una sima de Picos de Europa a -1.000
metros de profundidad. Personalidad y fuerza para vencer a los miedos, es la
gran virtud de casi todas ellas.
No nos olvidamos de una amiga de la provincia de Burgos, que
además de médico es voluntaria en el Esocan. Esta sirenita de lagos interiores
tiene una gran virtud, Elena es una gran exploradora, de las que no se detiene
por muy pequeña que sea una gatera. Estamos seguros que gracias a su
inteligencia y simpatía tendrá grandes descubrimientos en su vida.
Por último tenemos a nuestra joven amiga de la Sociedad Espeleológica Alto Duero que viene de la provincia de Soria, una espeleóloga que fue la primera mujer en
enfrentarse a la “Bestia”, colgarse en un enorme pozo de 436 metros junto a sus
amigos es algo que poca gente se atrevería. Verena y sus jóvenes lobos sorianos
han demostrado que tienen las agallas suficientes para grandes exploraciones,
un abrazo para todos ellos. No dudamos de tu fuerza Verena…
Hay muchas más, pero es imposible nombrarlas a todas, ya que
por fortuna la espeleología no es un deporte solo de hombres, ellas tienen mucho
que decir en este mundillo. Es por todos estos detalles que sabemos a ciencia
cierta que son mujeres especiales, con una gran virtud común, aparte de la
inteligencia…
¡Un gran corazón de espeleóloga!
CCES
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