25 mayo 2010

Fin de semana por Pesaguero

El pasado viernes por la tarde nos reunimos en el club Manu, Fonso y yo con la intención de pasar el fin de semana en la zona de Caloca. También estaban Alicia, Carlos, Pelos, Eva y Miguel con planes diferentes o cosas que hacer.  La primera idea fue tirar directamente en la furgo de Manu a dormir el viernes cerca de la Peña Cigal para  aprovechar el tiempo al máximo, y así poder dedicar parte del día a buscar un par de cavidades que se encuentran en la cara SO de la pared, y por la tarde escalar. Al final la idea no cuajó por la falta de espacio en la furgo; tres para dormir pueden ser multitud según como se mire, y en esta situación así era.

El sábado nos reunimos en  Mompía a las 8 de la mañana y tiramos para Liebana Fonso y yo, Manu fue detras nuestro ya que había tenido que regresar a su casa a por el móvil.  Paramos a esperarle en Ojedo, tomamos un café y de paso compramos una buena torta de pan para la comida. Cuando el hombre de los gorros de pintor apareció con el submarino amarillo, entró de nuevo a la tienda-bar, compró tabaco para Hugo (amigo de Antonio del Espeleo 50) y para el. No se que se nos pudo pasar por la cabeza en ese momento a las 9:30 de la mañana, pero también terminamos pidiendo a la señoruca del bar 3 litros  de vino  y una cocacola de 2 litros, por lo que pudiera pasar.

De Ojedo a Cigal hay aproximadamente  20-25 minutos en coche, los cuales Manu quiso recortar convirtiendo el submarino amarillo en un avión, hecho que produjo en mi una pequeña sensación de miedo, por suerte las alas no llegaron a desplegarse y llegamos felizmente a la zona en la que se dejan los coches para empezar a subir a la pared. Lorenzo atizaba con látigos de fuego a las 10:30 de la mañana y nos dimos cuenta que íbamos a pasar mucho  pero que mucho calor. Por suerte  y gracias a Manu, además de vino también había 5 botellas de agua congelada que fueron la salvación para todo el día. Preparamos el material y a patear. La subida hasta la base de la Peña puede llegar a ser demoledora si vas cargado con mucho peso y andas bajo la tortura de Lorenzo, como era nuestro caso. Disponíamos de taladro con baterías, cuerda fija de 60m, chapas, mosquetones y parabolts, dos equipos completos de espeleo, y algo más. Esto junto al agua, comida y una mochila con todo lo necesario para escalar dos personas hacía que pareciéramos tres burras de carga. La verdad que todavía no entiendo para que tanta parafernalia si al final  utilizamos una cuarta parte de ello. Cuando llegamos a la base de la pared descansamos bajo una mínima sombra que encontramos, para al cabo de unos minutos seguir subiendo hasta encontrarnos con Antonio y Hugo que descendían de hacer un par de largos en una de las vías. Cerca también se encontraban Marisa y Eduardo que se disponían a escalar, y a resguardo bajo una sombra la novia de Eduardo. Ya que en la dirección en la que nosotros íbamos no había vías de escalada instaladas decidí dejar parte de mi equipaje escondido cerca de donde se encontraba la novia de Eduardo dibujando en un cuaderno, la cual al escucharme llegar se asustó mucho pensando que se acercaba una cabra montesa con cuernos a atacarla.

Tras esta graciosa situación continuamos andando hacia el collado en el que acaba la Peña. Sin llegar arriba, Manu se dispuso a ascender por una pequeña canal hasta lo que parecían dos oquedades colgadas. Al cabo de unos minutos nos llamó para que subiéramos con los cascos y frontales. Tras llegar a donde se encontraba nuestro compañero nos pusimos los cascos y entramos en una de las cavidades. Dimensiones medias y pequeñas, se andaba sin problema  y tras avanzar unos 50-70 m aproximadamente se llegaba a una rampa que terminaba convirtiéndose  en un pozo muy inclinado de unos 20 m; dejamos la instalación de este para más adelante. Salimos y entramos en la cueva que se encuentra pegada a la anterior. La boca es de dimensiones superiores a la adyacente y comienza con una rampa pronucniada  con pendiente constante, galería de unos 7 m de altura y anchura de 1,5 a 2 m. Se llega a una mini salita en la que había un par de cabras muertas. seguimos avanzando y nos topamos con un guur que había que travesar y que nos iba a mojar un poco. Como a ninguno de los tres nos dio por introducirnos en la gélidas aguas , salimos a la calle para proseguir con nuestra marcha.

Llegamos a lo alto del collado ya pasado el mediodía, donde Manu y Fonso hicieron un reconocimiento de la zona para buscar la cueva que más nos interesaba del día y que se encontraba en la cara N de la Peña Cigal. Al cabo de un rato llegó con la noticia de que la había localizado y antes de bajar donde esta se encontraba nos dispusimos a comer bajo la sombra de un peñasco. Una lata de atún, queso, pan, empanada , tortilla y chocolate derretido nos pusieron las pilas a los tres para seguir andando bajo el sol. Nos acercamos a ver la cavidad que faltaba, y tras trepar un poco por una canal accedimos a la boca de esta cueva, mucho más grande que las anteriores, pero tras penetrar unos metros se cegaba en un pozo colmatado de unos 5 m. Nuestro gozo en un... nunca mejor dicho.

Como nos habíamos quedado con sed de espeleo nos fuimos directamente  a las dos cuevas que habíamos estado por la mañana. Cuando llegamos se me quitaron las ganas de entrar, el día era espectacular y las vistas mejores, y además preveeía que no tenía mucho interés la cosa. Quedó totalmente confirmada al ver en una roca pintado el nombre de la cueva "BAT 2" (cueva ya explorada).  Intente disuadir a mis compañeros para no perder el tiempo, pero no hubo manera y entraron. Yo me quede descansando fuera tranquilamente. A los 5 minutos empecé a oírles salir de nuevo emocionados diciéndome que entrara para hacer una trepada en un sitio que habían encontrado, y tras darme la turra y medio obligarme accedí.  Tenia mi linterna rota y apenas veía bajando por la galería principal. En un momento dado pisé mal y patiné dando el mítico vuelo  en el que te quedas en el aire totalmente horizontal y te das cuenta que la ostia va a ser tremenda. Así fue, casi no podía andar y se me rompió el pantalón. Después de que a Fonso se le pasara el descojono que tenía llegamos a la dichosa trepada. Era una rampa muy pindia de unos 6 m. con un puente de roca muy grande en el medio. Tras unos surrealistas primeros intentos para poder alcanzar el puente de roca, llegué a el. Al poco apareció Manu y me ayudo a  terminar de montar una cinta para acceder a la parte superior de la rampa. Este último tramo lo hizo el dueño del submarino amarillo. Cuando finalmente llegamos a la parte superior y tras andar 5 m. llegamos a la parte superior de una galería, que precisamente era por la que habíamos entrado. Fue la manera de rematar la salida.

Ya sólo nos quedaban 3 litros de vino esperándonos en el horno que se había convertido la furgoneta Manu.  Bajamos hasta los coches y conducimos hasta un riachuelos que hay cerca de una escuela de escalada en Vendejo para refrescarnos un poco los pies. En mi caso me mojé entero. Metimos el vino y la cola al rió para que se enfriara un poco. Cuando nos quisimos dar cuenta a la botella de cocacola le había dado por hacer rafting y corría rió abajo. Por suerte Fon se tiro a salvarla y pudimos disfrutar de un apacible atardecer comiendo bebiendo y f... un poco (no penséis mal hombre).

Fon, por motivos maritales tubo que abandonar el campamento, y Manu y yo nos fuimos a Caloca ya que ayí estaban Antonio & company dispuestos a cenar. Yo no tenía jambre y me fuí a la entrada del pueblo para esperar a mi compañera de viaje  Carmen, que venía con mi amigo Javi en otra furgo para poder dormir. Por ahí también aparecieron Alicia y Carlos para cenar en el mesón. Carmen, Javi y yo decidimos tomarnos unos calis fresquitos seguidos de unas raciones en la terraza del bar, "paradisiaco". Dormimos en la entrada del pueblo.

A la mañana siguiente unos  truenos o no se que  procedentes del submarino amarillo me despertaron. Después de despejarnos un poco y preparar y desayuno calentito fuimos a terminar de asearnos y despejarnos en una ermita que hay cerca de la Peña Cigal, para después ir a escalar a Vendejo.  Manu, Alicia y Carlos se fueron a intentar montar un pseudo barranco que había cerca del pueblo, mientras Carmen, Javi y yo nos fuimos a escalar. Por el camino nos encontramos a Hugo de paseo que se animó a trepar con nosotros, pasamos el resto de la mañana torrandonos al sol. Al mediodia y después de un pequeño refresco en el río un tentenpié en la ermita empezamos a recogernos  poco a poco para irnos a casita, pero  la verdad, daban ganas de quedarse un mes entero en la zona, es espectacular.  Fotos a continuación e info de la zona:

http://www.mendikat.net/monte.php?numero=2232

http://www.gmaltai.com/escalada/Cigal.pdf

http://www.foropicos.net/foro/viewtopic.php?f=8&t=19782












P.D. Pelos me ha remitido la crónica de su actividad de fin de semana. Si algún susodicho también quiere colgar una crónica, fotografías o lo que sea de alguna salida solo tiene que enviármelo a cualquiera de mis direcciones para publicarlo. A continuación la crónica de Pelos

2 comentarios:

  1. CABROOOOOOOON!!!!! pusiste la foto jajajajajaja!!!

    El pelos parece el Pequeño Buda Bombero!!!

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  2. Es mi venganza por reirte de mi jeje

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