16 noviembre 2010

Bustablado 14 de noviembre de 2010, prospectando...

Sábado 14 de noviembre de 2010, quedaron Ali, Fonso, Juan y Belén para ir a Bustablado a mirar algo que quizás tenga importancia, al mediodía yo me juntaba con ellos para comer en las parrillas. Al llegar observé que alguien se había tropezado con la base de lo que iba a ser una farola y la había dejado un poco desalineada… Tas comer fuimos a tomar un café al Bar Romano, donde Fonso y yo decidimos lo que íbamos a hacer esa tarde. Al rato marchaban, y Fonso y yo nos quedábamos a prospectar por la zona que queda cerca de la sala cuatro caminos donde se encuentran bastantes dolinas y un lapiaz interesante. Encontramos un sendero que nos llevaba hasta el final de los eucaliptales donde ya comenzaba a haber escajos y que combatimos sin problema con unos buenos palos. Vi un buen hoyo entre la maleza, y Fonso abrió camino como un jabalí, yo flipaba un poco porque cuando iba a pasar yo, tenía que ir desbrozando con dos palos, pero él había pasado como si no hubiera escajos, no sé como tendrá él las piernas, pero yo llenas de arañazos y alguno con postilla… Bueno, pues una vez en la pequeña dolina miramos todo bien, yo me puse a retirar piedras de un caos de bloques que había contra el lapiaz pero había demasiado barro entre ellas como para que nos brindara un soplo, y aunque me quedó la mosca detrás de la oreja, seguimos explorando las dolinas adyacentes, miramos una pequeña cueva que resultó ser tan solo una grieta gorda del lapiaz, y poco a poco se iba yendo la luz, así que decidimos volver por lo pisado. Antes de volver al bar, echamos un vistazo a la torca, y ahí seguía la nevera, la moto, el palet, el bidón, el colchón y toda su familia de gordos amenazándonos con tirarse si se nos ocurría entrar por ahí (menos el coche que ya se tiró), y así, impidiéndonos continuar la exploración por ahora…
Un rato después tomábamos unas en el Bar Romano, donde comentábamos lo que habíamos hecho hoy mientras nos quitábamos los pichos de las manos con una aguja que nos había dejado la dueña… Le pregunté a Antonio donde estaba una cueva-mina que me comentó una vez, situada detrás de los eucaliptales, y al señalármela en el mapa nos dimos cuenta de que habíamos andado cerca de ahí, así que queda pendiente de atacar, mientras, seguimos con la desobstrucción en el sumidero, e intentando encontrar una solución con el pueblo de Bustablado para hacer de la torca Urbío un paso seguro.

No hay comentarios:

Publicar un comentario