Amanece un nuboso día. Anoche quedamos cuatro en reunirnos por la mañana en la posada de Gándara, finalmente terminamos por esperar al Qra en Sel de Haya. A Pelos se le notaba cierta inapetencia y malestar físico. Jose y yo nos fuimos adentrando poco a poco. Dada mi “gran capacidad de orientación” nos alcanzaron cerca del lugar donde ellos tenían que instalar un pasamanos con pendulito incluido.
Nosotros tiramos más adelante para instalar otro pasamanos, recogimos unas cuerdas y nos deleitamos un rato observando unos detalles que nos ofrece la naturaleza de esta cavidad. Al ver que no llegaban los compañeros, retornamos con ellos pero ya estaban terminando y regresamos a la punta de exploración para instalar un par de pozos.
Previamente hicimos todos una visita a la galería Los Faquires, ya que entre los que estábamos solo Pelos la conocía. Inicialmente se nos planteaba un suelo escombrado, incomodo y exigente para las articulaciones de las patucas de cualquiera. Ahora, la bella exposición que nos brindaba, los más o menos mil metros cuadrados de galería, nos compensó el esfuerzo realizado durante todo el día, me recordaba a la galería de las Columnas, esta vez las formaciones no son tan grandes pero si más numerosas.
Jose y yo nos encargamos del pozo de la galería Ácrata, galería de suelo encolado con diversos tonos grises y marrones, decorada toda ella con diferentes tipos de formaciones. El pozo medio enrampado de unos doce metros resulto ser ciego.
Terminada la faena , nos acercamos a los compañeros que seguían en Faquires, supuestamente realizando alguna instalación, y mi sorpresa fue enterarme de que el Qra estaba practicando con la cámara y Pelos andaba decaído , no estaba por la labor(resultó tener fiebre).
Viendo el panorama decidimos recoger.
Acordé con Pelos el asomarme a un balcón de Ácrata e iluminar, para que él desde más abajo pudiera observar mejor una posible galería colgada, y parece ser que sí. El próximo día habrá que instalar un pasa manos de unos sesenta metros. Que bien! otra metilla espeleológica.
Los compañeros iban saliendo del sector, para lo cual, hay que pasar por una diaclasa vertical, demasiado estrecha para algunos. Y al salir el último, me encontré en dicho paso a un apretado Qra, tumbado de costado y encajonado a lo largo de la estrechez. Casi se me suelta la risa, pero su angustiada cara no me daba pie a ello. Aguantando el aire y a empujoncitos logró pasar, luego pasé yo fácilmente con el equipo puesto.
Jose y yo fuimos saliendo, mientras los otros recogían una instalación por el camino.Y después de diez horas de oscuridad, estábamos fuera.
El sábado siguiente nos juntamos Luis, Pelos y yo, decididos a continuar el trabajo pendiente de
Ácrata. Pelos se encargó de la tarea, una instalación que en buena parte era artificial, ayudándole de vez en cuando en la aproximación de material.
Al cabo de unas tres horas llegó a la primera meta, . Luis y yo deseando movernos para entrar en calor. Reunidos todos en ese punto, observamos una sala cubierta de grandes coladas, que por un costado descendían a una posible galería también encolada. Instalé un improvisado pasamanos con pocete incluido. Bajamos e indagamos por lo recovecos que había. Lo encontrado nos hundió la ilusión, no nos aportaba continuación alguna.
Con la moral baja Luis recogió el último pasamanos, el siguiente lo dejamos para otra ocasión, no teníamos ganas de nada más. Y con las mismas nos fuimos. :-(
Una de las conclusiones a las que llegué, es que invertimos todo el día para que el Pelos dejara allí un regalito.
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